¿Alguna vez te has sentido como si Dios se olvidó de ti? Como si oraras, lloraras, esperas… y nada. Como si el cielo estuviera en silencio.
Déjame decirte algo, de parte de Dios: ¡Él viene! No te rindas. No sueltes la fe.
Hay momentos donde parece que todo se pone en tu contra. Como los discípulos, que estaban en medio del mar, remando con problemas, angustia y miedo. Pero en ese caos, apareció Jesús caminando sobre las aguas. Y yo te digo hoy: Él también va a calmar tu tormenta, y cuando lo haga, todo va a cambiar.
Tal vez llevas años esperando, como el pueblo de Israel en Egipto. Fueron 430 años de esclavitud, de dolor, de clamor. Pero Dios escuchó cada lágrima, y cuando llegó el momento, envió liberación. Así será contigo porque Dios no se ha olvidado de ti.
También recordemos al famoso Lázaro, enfermo y muriendo, sus hermanas llamaron a Jesús, pero parecía que Él no llegaba. Y cuando por fin llegó, ya era tarde para todos. Pero escúchame bien: Jesús no llega tarde. Jesús llega justo cuando debe llegar.Y levantó a Lázaro de entre los muertos.
Lo que parece muerto en tu vida, Dios lo puede resucitar. Solo sigue creyendo.
Quiero contarte algo de mi historia, hace años en mi casa, mi mamá lloró por sus hijos, nos vio a todos alejados de Dios, y aunque estaba muy triste y desanimada siguió clamando por cada uno de nosotros. Y un día, uno de mis hermanos volvió a casa con una Biblia en la mano. Dios escuchó su oración y todos volvimos a los brazos de Dios. Y tú también vas a ver tu milagro si sigues creyendo.
A veces, como los discípulos camino a Emaús, no reconocemos a Jesús en medio del dolor. Ellos estaban tristes, decepcionados, sin esperanza y no se daban cuenta que Jesús estaba ahí, caminando con ellos.
Tal vez no lo ves, pero Él está más cerca de lo que imaginas.
Y te pregunto hoy:
¿A quién vas a correr cuando sientas que no puedes más?
No hay otra respuesta. Corre a Dios. Solo Él tiene la salida. Solo Él puede darte vida. Solo Él viene con poder a cambiar tu historia.
Él viene. ¡Espéralo! No bajes los brazos. No pierdas la fe. La promesa está viva. Y lo mejor está por llegar.